domingo, 1 de septiembre de 2013

Paul McCartney: Kisses on the Bottom

El eterno Paul McCartney tira del hilo de su infancia para componer un disco de estándares que arrastra la inercia del adiós.

La última entrega de Paul McCartney tiene todos los números para ser definitivamente la última. Cierto es que es difícil jugarle un pulso de plazos a la biología, pero desde el título ambiguo (Kisses on the Bottom, algo así como ‘besos al final’) hasta la lista de temas, el legendario McCartney entona un aire de despedida que sopla hasta el último minuto del disco. Para abanicarlo mejor, sir Paul recurre a una docena de estándares que su padre marcaba al piano, allá al fondo de la historia, cuando el mundo era un sitio peor pero parecía mejor que ahora y el niño Paul –imaginamos– las escuchaba elucubrando qué haría después de los Beatles.

McCartney vuelve a la cocina de su vida, a las canciones que marcaron su forma de componer y que lo convirtieron en uno de los mitos de la música popular. Y no lo hace mal acompañado. Diana Krall y su banda atiborran de matices cada acorde, mientras ‘figurantes’ como Stevie Wonder o Eric Clapton rellenan los encuadres en las únicas dos canciones originales de la placa, “Only your hearts” y “My Valentine”. Entre unas y otras, el oyente rescata en el espíritu de Kisses on the Bottom los borradores de “Yesterday” o “Hey Jude”, como una fuente que sigue manando sobre sí misma. Y así deberíamos escucharlas, sabiendo que las estatuas están eximidas de las exigencias de novedad que competen a los mortales como usted o como yo.

Kisses on the Bottom (2012, Hear Music/Concord Records)

Alejandro Feijóo



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