David Byrne reelabora el
concepto de colaboración gracias a un disco conjunto con St. Vincent en el que
se suceden altibajos muy bien maquillados.
Si
el redactor jefe de esta publicación hubiera restringido el uso de la palabra
“versátil” sería prácticamente imposible presentar a David Byrne sin caer en el
mejorable “renacentista” o en el impreciso “polifacético”. Pues qué si no
talentosa versatilidad es lo que destila este señor escocés hoy sesentón, que en
los años setenta visitó el punk, en los ochenta rediseñó el pop tras coquetear
con el ambient, en los noventa se dejó cautivar por el merengue y que en este
siglo sigue ofreciéndonos piezas tan poliédricas como este Love This Giant, grabado de forma colaborativa con St. Vincent
(nacida Annie Clark), una joven multiinstrumentista estadounidense llegada al
mundo cuando Byrne acumulaba ya media docena de discos en su buchaca vital.
Mientras
otros músicos y bandas envejecían al compás de sus repertorios embalsamados, testados
una y otra vez en escenarios de todo el mundo, aquel flaco eléctrico que
conocimos en Stop the Making Sense
(vía Jonhattan Demme) crecía construyendo una carrera ecléctica, que avanzó en
los bordes de la experimentación y el proyecto artesanal. Un patrón creativo
que, a juzgar por el tacto de esta placa, no ha abandonado. Para empezar, Love This Giant fue creado bajo el signo
de los tiempos: e-mails de ida y vuelta entre Byrne y Clark con apuntes de
letras, bases rítmicas y arreglos deslavazados que fueron tomando cuerpo
“democráticamente” sobre la base de composiciones conjuntas. A partir de
entonces se fue construyendo un disco que cuenta con la militancia de la
Orquesta Afrobeat Antibalas, una agrupación neoyorquina multitodo que se encarga de cubrir la línea de flotación de los
temas con capas sonoras metalizadas.
El
disco arranca con “Who”, el sorprendente tema de promoción que bascula sin
conflicto entre la herencia del último Talking Heads y la línea vocal de St.
Vincent. Los arreglos de viento resultan contagiosos, y si bien el primer
impulso es el de hermanarlos con la etapa latinoamericana de Byrne, el suceder
de las canciones devuelve una atmósfera más cercana a David Byrne (1994), el disco solista que publicó una vez consumado
el divorcio con el merengue y la cumbia. No obstante, en más de un pasaje el
oyente evocará la dupla creativo-matrimonial compuesta por Matthew Herbert
& Dani Siciliano y su pico más alto, Bodily
Functions (2001). Love This Giant
tiene también alturas escalables, como la de la mencionada “Who”, la ascendente
“I Should Watch TV” o la rítmica “The One Who Broke Your Heart”. Aunque lo
cierto es que el trabajo pierde fuerza a medida que avanzan los temas y la
miríada de saxos, tubas y trombones deja de sorprender. Y el gigante al que
hace referencia el título se convierte en un peluche sonoro que presenta su
candidatura a ser radiado. Eso sí, con la versatilidad por bandera.
Love This Giant (2012, 4AD+Todo
Mundo)
Alejandro
Feijóo
(Publicado en Esto No Es Una Revista, número 23: El Cocinero)
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