El último trabajo de los
amigos de Ohio se acerca mucho al canon de emoción, fuerza y honestidad que
caracteriza a esos pequeños grandes discos que nos hacen felices
Auerbach
y Carney pasaron de patear tachos de basura en su Ohio natal a coleccionar
Grammys. En el medio de ambas estaciones pasa una carrera musical construida
desde muy abajo con apenas una guitarra y una batería. El Camino, el disco con el que se cierra el año de las novedades
rockeras, es un regalo de Navidad para paganos. Desde su corte inicial, el
fiestero pero hipnótico “Lonely Boy”, The Black Keys nos siguen dejando hits
que nos llegan al alma y a los pies, gracias a la prolija suciedad de un sonido
que parece salir de una radio AM. Blues y rock de garage con coros setenteros
con los que combatir villancicos.
El Camino (Nonesuch Records,
2011)
Alejandro Feijóo
(Publicado en Esto No Es Una Revista, número 17: La Desgracia)
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