domingo, 1 de septiembre de 2013

Mark Lanegan: Blues Funeral

La voz profunda de Mark Lanegan sirve de guía para un funeral al que están invitados solamente los deudos más próximos del finado.

La carrera de Mark Lanegan es un poco esclava (y otro poco, dueña) de cierto personaje de outsider, del cual la mayoría recuerda su paso por los surcos de esa placa fundamental del rock stoner que es Songs for the Deaf (Queens of the Stones Age). La memoria suma a ello una larga lista de colaboraciones que incluye nombres como los de Isobel Campbell, Mad Season, Martina Topley-Bird o Mondo Generator. Curiosamente o no, en sus discos como solista parece mantener ese carácter satelital, una órbita de la que no se aleja tras la publicación de su último trabajo, Blues Funeral.

ML es de esos músicos que se explaya desde la contención, una sensación a la que contribuye su tan aclamado timbre vocal, dotado de una tensa profundidad que vuelve áspera la superficie sobre la que se posa. El problema surge cuando la rugosidad de la capa externa deja paso a un interior que resulta pulposo y desabrido. Un coco hermético y oscuro que, una vez abierto, se entrega a la vulnerabilidad, a lo que el comensal quiera hacer con él.

Blues Funeral es una obra que fuerza la tuerca de lo conceptual para convertirse en plana, cuando no monótona. El flirteo con bases prefabricadas y unas elecciones de instrumentación cuando menos discutibles (algunas cercanas al universo electrónico) dejan al oyente un poco igual que antes de comenzar la escucha. Ello no quita que temas como el equino “The Gravedigger's Song”, los contundentes “Riot in My House” y “Quiver Syndrome” o la propuesta lisérgica de “Bleeding Muddy Water” ayuden a levantar la nota final. Mención aparte para el aire de pesadumbre finisecular que ML ha sabido imprimir a la placa. Tal vez sea para celebrar el regreso de la humanidad al siglo XIX. Pero eso ya es meterse en otro funeral.

Blues Funeral (2012, 4AD)

Alejandro Feijóo


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