Hace ya tiempo atrás,
Matthew Herbert escribió: "No quiero que la música sea desmembrada del
cuerpo que la canta". En esa declaración adicional a su manifiesto
artístico es donde el inglés hace base para darnos su nuevo disco.
Hablar
del pelado Herbert es hacerlo de uno de los referentes ineludibles de la música
electrónica de lo que va de siglo. Consciente de que la etiqueta “electrónica” puede
atraer y espantar a partes iguales, digamos que las sinapsis del músico, DJ y
productor inglés han parido algunas de las mejores pistas de esta década,
apreciadas por igual por dancers inquietos, jazzeros más o menos empedernidos,
curiosos de los sonidos incidentales y melómanos varios en busca del grial por
octavas.
De
One One podemos decir que constituye
el regreso de Matthew al Herbert más auténtico. Aun sin alcanzar las cotas brillantes
de Bodily Functions (2001, !K7
Records), el aire artesanal sigue recorriendo cómodamente la obra. Máxime al
oírle cantar, una novedad que los más fanáticos afrontarán abriendo sus
botellas de vino dispuestos a debatir qué pasó con MH el día que Dios repartió los
registros vocales. Si vas a iniciarte en ese cubo de Rubik que es la
discografía de MH, tal vez convenga acercarte al núcleo desde otras esquinas. Pero
si eres de los del grial, tienes buena nueva para el resto del año.
One One (2010, Accidental Records)
Alejandro
Feijóo
(Publicado en Esto No Es Una Revista, número 3: San Cono)
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