La hijastra de Don Cherry
levanta el vuelo con un señor disco que se eleva sobre las patas del free jazz
nórdico.
Vaya
por delante una nota de las de aclarar: a este cronista no solían deslumbrarlo
los discos de Neneh Cherry. A pesar del revestimiento de inquietud que podían
conferirle las lindes con el trip-hop, sus encuentros humeantes con Tricky o
Geoff Barrow (Portishead), la máscara caramelizada de su voz disparaba un sopor
que acabab en olvido antes que en sueño. Sin embargo, el “enano clasista” que
todos llevamos dentro hacía por rescatar cada tanto algunos de sus trabajos,
con la esperanza bastante vana de que la fuerza de la genealogía la travistiera
con el espíritu del trompetista Don Cherry, a la sazón, su padrastro.
Como
si de un deseo cualificado se tratara, este incesto ficcional se corporiza e
irrumpe en The Cherry Thing, una
placa que, siendo un trabajo de madurez, no deja de atropellar al oyente con el
caudal de lo novedoso. Bien es cierto que el sugus de la voz sigue aniñando a quien ronda ya la cincuentena,
pero como casi todo, esto también va por gustos. Lo que sí es dato objetivo es
la fusión entre la últimamente (diremos) difusa carrera de Neneh y la palada de
argamasa conglomerante que le regala The Thing, el trío que la acompaña en la
grabación. Con un recorrido también largo a sus espaldas, estos tres músicos nórdicos
(de los que destaca el saxofonista Mats Gustafsson) parieron un proyecto que
comenzó a navegar en el siglo pasado en las orillas del legado de Don Cherry
para acabar versionando a The White Stripes, todo ello con similar acierto
experimental. A ello debemos sumar que el encuentro se dispuso bajo el paraguas
del sello noruego Smalltown Supersound, cuya filial Superjazz Smalltown vela
por la buena salud del jazz “con actitud punk”. Toda una brújula.
El
disco abre con “Cashback”, la aportación compositiva de Neneh, que a su vez
arranca con una línea tensa de contrabajo que acaba rebotando por el resto de
temas. La interpretación de “Dream Baby Dream” (Suicide) derrapa por una
sensualidad decadente electrificada por los fraseos de Gustafsson, autor de
“Sudden Moment”, un coqueteo orientalista que se desmadra repentinamente en un tema que bien podría haber sido instrumental.
Las versiones de “Golden Heart” (Don Cherry) y “What Reason Could I Give”
(Ornette Coleman) sorprenden por su espíritu contenido. Todo lo contrario que
“Dirt” (The Stooges) cuya escalada final refleja uno los momentos más intensos
de un trabajo que bebe del free jazz y sus benditas improvisaciones sin dejar
de paladear el funk, algo de groove o el placebo del soul.
The Cherry Thing (2012, Smalltown
Supersound)
Alejandro
Feijóo
(Publicado en Esto No Es Una Revista, número 22: El Loco)
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