Las novedades musicales de
la temporada nos dejan con la sensación de tener el mundo a los pies de
nuestros oídos.
Los nuevos discos de John Frusciante, Damon Albarn, The Black Keys, Neneh Cherry y Vetusta Morla nos alegran la temporada, aunque debemos reconocer que unos más y otros menos.
Los nuevos discos de John Frusciante, Damon Albarn, The Black Keys, Neneh Cherry y Vetusta Morla nos alegran la temporada, aunque debemos reconocer que unos más y otros menos.
John Frusciante
Enclosure (Record Collection, 2014)
John
Frusciante, por mucho o poco que le pese, será siempre el exguitarrista de Red
Hot Chili Peppers. Y con las comparaciones que de ello deriven deberá convivir,
a pesar de que su producción solista haya alcanzado ya un bagaje que ya
quisiera más de uno. En Enclosure, su última producción, Frusciante multiplica
su apuesta por la exploración hasta los límites de la disgregación sonora:
secuencias, sintetizadores, samplers y, por supuesto, guitarras se superponen
en cada tema formando capas musicales cuya incorporación requiere de más de una
escucha. La exigencia al oyente es marca de la casa, y por eso los invitamos a
no amilanarse ante este interesante collage de rock y electrónica, cuyo tema de
promoción ("Scratch") condensa a la perfección las intenciones del
álbum.
The Black Keys
Turn Blue
(Nonesuch, 2014)
Cuando
en 2011 se publicó El Camino, el dúo de Ohio supo dejar a la parroquia moviendo
los pies y la cabeza al ritmo de sus temas contundentes. Aquello fue, o pareció
ser, la consagración de Auerbach y Carney como nuevas estrellas del firmamento
rock. En ese lapso de tiempo hasta hoy, a menudo fuimos teniendo noticias de la
hiperactividad productora de Auerbach, mientras que del baterista solo nos
llegaba su silencio longilíneo. La espera hasta la nueva estación discográfica
se hizo larga. Y ahora, tras escuchar el nuevo Turn Blue, muchos lamentamos
haber perdido el tiempo y los pabilos poniendo velas e intentando otros
hechizos. La decepción es de tal calibre que vamos a ahorrarnos los epítetos y
cerrar con una paráfrasis: “Billetera mata roquero”.
Damon Albarn
Everyday Robots
(Parlophone, Warner Bros, XL, 2014)
Damon
Albarn es aquel chico un poco difuminado que lideró Blur, la banda de britpop
que surcó con tanto éxito el cielo de los noventa. Después fundó Gorillaz, ese
grupo virtual que no existía sino en la animación de sus videoclips. La
siguiente noticia que tuvimos de él fue en 2007, cuando vio la luz el proyecto
The Good, The Bad & The Queen, en el que Albarn se rodeó de chavales como
Paul Simonon o el productor Danger Mouse, para parir un disco inquietante y
cautivador. Siete años después, Albarn da el salto al proyecto solista con
Everyday Robots, un conjunto de doce canciones de cámara, obviamente
melancólicas, necesariamente electroacústicas, que dejan en el oyente un poso
de esperanza triste. O de activa resignación, como se quiera.
Neneh Cherry
The Blank Project (Smalltown Supersound ,
2014)
Fue
decir que no nos gustaban los discos de Neneh Cherry que la sueca comenzó a
publicar discos que nos gustaron. Este romance de madurez comenzó con The
Cherry Thing, una incursión a caballo entre el free-jazz y el funk que nos
deshizo de un plumazo todos los prejuicios. Ahora, la hijastra del gran Don
Cherry se descuelga con The Blank Project, con el que demuestra que el paso de
los años no es sinónimo de pérdida de frescura o inquietud. Liderada la
producción por Four Tet, hay una intención marcada (y conseguida) de regresar a
las líneas del trip-hop, que se cruza con mantras a capella (“Across the
water”), propuestas más pisteras (“Dossier”) o ritmos taquicárdicos
(“Cynical”). Lo que no sabemos es de dónde colgar la bandera “Perdón Neneh”.
Vetusta Morla
La deriva
(Pequeño Salto Mortal, 2014)
España
no es solamente ese país de fracasos mundialistas, sucesiones regias y estafas
inmobiliarias. También es el vientre donde se crían bandas como la madrileña
Vetusta Morla. Tras el bombazo de su disco debut (Un día en el mundo, 2008) y
el paso más sutil de su sucesor (Mapas, 2011), La deriva acierta en combinar la
lírica que los hizo peninsularmente célebres con una bajada a los infiernos de
la calle. El resultado es un álbum donde sus registros más intimistas conviven
con una forma de ver la realidad a la que la propia realidad parece haberlos
empujado. Un ejemplo de esto último es el adictivo “Golpe maestro”, cuya
advertencia final invita a los poderosos a mejorar su estado físico.
Alejandro
Feijóo
(Publicado
en Esto No Es Una
Revista, número 32: El Dinero)
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