La pluma, para ser algo más que un cálamo
zurcido por hilachas, debe interpretarse como un hecho real; esto es, un cálamo
zurcido por hilachas de éste y otros cielos; sólo así, dice Johanna, habrá
vuelos más allá de este vaivén, exasperante, que no es sino la espera de un
final que no veremos, del que no podremos comprobar la esperanza que esta tarde
le presuponemos.
El
hombre riguroso no quiere, aún, exteriorizar su desconsuelo, pero ni siquiera
así, remotamente, es capaz de perseguir el hilo de un razonamiento, a su
criterio, mal aprovechado.
Johanna
alza los ojos y espera. Una pluma, que cae hacia ella, levanta vuelo y vuelve a
caer. El hombre riguroso también alza los ojos y espera en vano. Johanna dice:
la pluma debe interpretarse como un hecho real.
Alejandro Feijóo
De Breves apuntes ónticos
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