Cristian: (Aún dolorido, confuso) ¿Eres tú?...
¿Eres tú, hermana?... ¿Linda?
(Aparece Linda,
vaporosa).
Linda: La ausencia, Cristian. Es la ausencia lo que oyes arrastrando los pies.
Cristian: (Con temor o vergüenza) Estoy solo.
Linda: Sí.
Cristian: Estoy
solo desde que te fuiste.
Linda: Sí. (Tierna) Eres tú quien se ha ido. Si yo
no hubiera muerto, la ausencia aún estaría buscándome para nacer... Sin
ausencia no habría viaje. No habría esta verdad..., tú no habrías comenzado el
camino del decir si yo no me hubiera enterrado en el agua.
Cristian: ¿Eres
un sueño?
Linda: Será larga mi ausencia. Tan larga como lo serán los
días que pasen por tu cuerpo... Tan larga es la ausencia..., como un planeta
aparte... Que sean muchas tus mañanas inmortales de verano. Muchas las noches
de invierno y desamparo... No tengas prisa. No apresures tu viaje en absoluto.
Cristian: No
puedo ver adónde... Sin ti...
Linda: (Firme)
No importa la oscuridad. También te acostumbras a ella. Yo me he acostumbrado a
la oscuridad de estos sueños de ahora. Es menos malo que lo mejor.
Cristian: ¿Podré
acompañarte?
(Linda empieza a salir).
Cristian: ¡No!
Linda: Aún debes quedarte.
(Comienza a
alejarse).
Cristian: ¡Los
pétalos! Linda, los pétalos… ¿Dónde han quedado?
Linda: Miedo. Miedo de ti sin ti.
Alejandro Feijóo
Alejandro Feijóo
No hay comentarios:
Publicar un comentario