jueves, 2 de febrero de 2017

Repaso musical 2014

El año musical 2014 nos dejó algunas perlas, varias ausencias irreparables y la sensación ineludible de que mañana es mejor

Al año 2014, que ya nos está mostrando las últimas hilachas de su espalda, vamos a concederle el beneplácito de un adjetivo comodín, el que cada uno quiera ponerle según las vicisitudes que su vida le haya querido conceder. Pero si hacemos un repaso breve al calendario musical, seguramente podamos dibujar una sonrisa. Son muchos y buenos los nombres que nos han dejado escuchar sus novedades artísticas, las cuales vinieron a confirmar que, si bien no solo de música vive el hombre, perfectamente esta puede estimular el entusiasmo o acompañar a la incertidumbre o convertirse en ese elemento neutro y esencial que gestiona el horror vacui que se produce mientras esperamos que hiervan los fideos y no podemos pensar en otra cosa.


Paco de Lucía
María de la O


Un día de finales de febrero de este año, el señor Francisco Sánchez Gómez tuvo un dolor en el pecho mientras paseaba por la mexicana Playa del Carmen. Por desgracia, el hombre fatalmente infartado entró enseguida en la inmortalidad bajo el nombre de Paco de Lucía, sin siquiera sospechar que su ingreso celestial constituía en sí misma una redundancia. Antes de morir, Paco había dejado terminado Canción andaluza, su disco póstumo del que proviene esta hermosa “María de la O”.



Neil Young
Who's Gonna Stand Up

Con el paso de los años, Neil Young se ha ganado a pulmón los epítetos de incombustible y prolífico, habida cuenta de la relación que se establece entre su edad biológica y el grosor de su discografía. Si para muestra alcanza con un par de botones, diremos que en 2014, el joven Young publicó dos placas: A Letter Home, con el beneplácito productor de Jack White, y Storytone, un registro en vivo en el cual Neil el incontinente se hace acompañar por una orquesta de 92 miembros.




Jack White
That Black Bat Licorice

Mencionado en la entrada anterior, Jack White, el último dandi del rock, también se nos metió en nuestros reproductores de mp3 con su último disco, Lazaretto. A pesar de ser digno heredero del anterior Blunderbuss, nos dio la sensación de que White bajaba un poco la guardia de la creatividad para instalarse en un rincón del cómodo sofá donde las cosas funcionan. Aun así, la canción que les presentamos a continuación tiene todos los tics de las cosas que han de recordarse mediante tarareo y sacudones de cabeza.



Damon Albarn
Everyday Robots 


Con el siglo XX murió la historia, el fin de la historia, los teléfonos públicos y la práctica totalidad de sueños que algún día conformaron un corpus generacional. Además de estas insignificancias, también pasaron a peor vida algunas de las bandas que habían sacudido la década de los noventa. Entre otras, Blur, abanderada como pocas de ese género denostado y admirado a partes prácticamente iguales como es el britpop. No obstante, la decadencia de Blur coincidió con la turgencia de su líder, Damon Albarn, quien además de Gorillaz dejó un par de proyectos harto interesantes. La publicación en 2014 de su disco solista, Everyday Robots, constituyó una de las noticias musicales del año. Les sugerimos, pues, que traten de incrustar este tema entre los turrones y el vitel toné.



Morrissey
Neal Cassady Drops Dead


Otro de los que antaño cultivaba en britpop hasta volar alto con sus discos solistas es el artista conocido como Morrisey. Tras cinco años de silencio, después de la publicación en 2009 de Years of Refusal, el chico malo (cada vez menos chico, cada vez más malo) de la escena musical desembarcó con World Peace Is None Of Your Business, una placa independientemente independiente que asegura crítica irónica, su rutinaria voz maravillosa y, sobre todo, buenas canciones. Como “Neal Cassady Drops Dead”, en donde homenajea a Kerouac, Ginsberg y, básicamente, a él mismo.



Tweedy
Low Key

Para cerrar este compendio necesariamente incompleto, fijamos la vista en otro de los músicos que agita cada tanto el avispero de las novedades. Sacudiéndose del letargo que supone encabezar un mastodonte como Wilco, Jeff Tweedy colgó momentáneamente la ampulosidad para volver la vista a casa. Más concretamente hacia la habitación de su hijo Spencer, a la sazón baterista del primer disco de Tweedy, la agrupación con la que dio a luz el precioso disco Sukierae, un ejercicio de intimidad que ya querrían para sí muchos padres de familia.



Alejandro Feijóo


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