El año musical 2014 nos dejó
algunas perlas, varias ausencias irreparables y la sensación ineludible de que
mañana es mejor
Al
año 2014, que ya nos está mostrando las últimas hilachas de su espalda, vamos a
concederle el beneplácito de un adjetivo comodín, el que cada uno quiera
ponerle según las vicisitudes que su vida le haya querido conceder. Pero si
hacemos un repaso breve al calendario musical, seguramente podamos dibujar una
sonrisa. Son muchos y buenos los nombres que nos han dejado escuchar sus
novedades artísticas, las cuales vinieron a confirmar que, si bien no solo de
música vive el hombre, perfectamente esta puede estimular el entusiasmo o
acompañar a la incertidumbre o convertirse en ese elemento neutro y esencial que
gestiona el horror vacui que se produce mientras esperamos que hiervan los
fideos y no podemos pensar en otra cosa.
Paco de Lucía
María de la O
Un
día de finales de febrero de este año, el señor Francisco Sánchez Gómez tuvo un
dolor en el pecho mientras paseaba por la mexicana Playa del Carmen. Por
desgracia, el hombre fatalmente infartado entró enseguida en la inmortalidad
bajo el nombre de Paco de Lucía, sin siquiera sospechar que su ingreso
celestial constituía en sí misma una redundancia. Antes de morir, Paco había
dejado terminado Canción andaluza, su disco póstumo del que proviene esta
hermosa “María de la O”.
Neil Young
Who's Gonna Stand Up
Con
el paso de los años, Neil Young se ha ganado a pulmón los epítetos de
incombustible y prolífico, habida cuenta de la relación que se establece entre
su edad biológica y el grosor de su discografía. Si para muestra alcanza con un
par de botones, diremos que en 2014, el joven Young publicó dos placas: A
Letter Home, con el beneplácito productor de Jack White, y Storytone, un
registro en vivo en el cual Neil el incontinente se hace acompañar por una
orquesta de 92 miembros.
Jack White
That Black Bat Licorice
Mencionado
en la entrada anterior, Jack White, el último dandi del rock, también se nos
metió en nuestros reproductores de mp3 con su último disco, Lazaretto. A pesar
de ser digno heredero del anterior Blunderbuss, nos dio la sensación de que
White bajaba un poco la guardia de la creatividad para instalarse en un rincón
del cómodo sofá donde las cosas funcionan. Aun así, la canción que les
presentamos a continuación tiene todos los tics de las cosas que han de
recordarse mediante tarareo y sacudones de cabeza.
Damon Albarn
Everyday Robots
Con
el siglo XX murió la historia, el fin de la historia, los teléfonos públicos y la práctica
totalidad de sueños que algún día conformaron un corpus generacional. Además de
estas insignificancias, también pasaron a peor vida algunas de las bandas que
habían sacudido la década de los noventa. Entre otras, Blur, abanderada como
pocas de ese género denostado y admirado a partes prácticamente iguales como es
el britpop. No obstante, la decadencia de Blur coincidió con la turgencia de su
líder, Damon Albarn, quien además de Gorillaz dejó un par de proyectos harto
interesantes. La publicación en 2014 de su disco solista, Everyday Robots,
constituyó una de las noticias musicales del año. Les sugerimos, pues, que
traten de incrustar este tema entre los turrones y el vitel
toné.
Morrissey
Neal Cassady Drops Dead
Otro
de los que antaño cultivaba en britpop hasta volar alto con sus discos solistas
es el artista conocido como Morrisey. Tras cinco años de silencio, después de
la publicación en 2009 de Years of Refusal, el chico malo (cada vez menos
chico, cada vez más malo) de la escena musical desembarcó con World Peace Is
None Of Your Business, una placa independientemente independiente que asegura crítica
irónica, su rutinaria voz maravillosa y, sobre todo, buenas canciones. Como
“Neal Cassady Drops Dead”, en donde homenajea a Kerouac, Ginsberg y,
básicamente, a él mismo.
Tweedy
Low Key
Para
cerrar este compendio necesariamente incompleto, fijamos la vista en otro de
los músicos que agita cada tanto el avispero de las novedades. Sacudiéndose del
letargo que supone encabezar un mastodonte como Wilco, Jeff Tweedy colgó
momentáneamente la ampulosidad para volver la vista a casa. Más concretamente
hacia la habitación de su hijo Spencer, a la sazón baterista del primer disco
de Tweedy, la agrupación con la que dio a luz el precioso disco Sukierae, un
ejercicio de intimidad que ya querrían para sí muchos padres de familia.
Alejandro Feijóo
(Publicado
en Esto No
Es Una Revista, número 34: La Cabeza)
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