jueves, 2 de febrero de 2017

Duane Michals

Conocer a Duane Michals es un viaje de ida, pues luego será difícil volver a ver una fotografía como si de una fotografía se tratara

Autodidacta y de origen obrero, Duane Michals (Estados Unidos, 1932) representa como pocos la fotografía aplicada al servicio de un concepto, la cual escapa de los cánones técnicos y de composición para adentrarse en un terreno donde la seriación ocupa el lugar central de la imagen, desplazando al objeto fotografiado hacia una suerte de periferia al servicio de la narración. De este modo, la trama narrativa se introduce para que una serie de instantáneas producidas de forma individual consigan entenderse como un todo que abarca incluso las partes clásicas en las que se divide un relato. Lo significativo es que, a su vez, este tratamiento colectivo consigue revalorizar cada una de las imágenes, dándoles una resignificación autónoma que alcanza a escaparse de su dilución en la propuesta narrativa.


Por otra parte, la novelización de las imágenes introduce al autor en la obra, lo corporiza. Rompe la cuarta pared, ya no la que se interpone entre el espectador y los personajes sino entre la obra y el autor. La ficcionalización, pues, estalla como un autorretrato cooperativo. ­Esta “tercerización” de la dramaturgia no aísla al creador ni lo funde en la historia incorporada sino que, por el contrario, le da mayor entidad y lo consolida como propietario de la obra. Una propiedad que se consolida con las anotaciones caligráficas que Michals realiza en muchas de sus obras.

Deudor confeso de Balthus y de René Magritte, del primero parece tomar la laxitud de los cuerpos y cierta displicencia postural, mientras que del pintor belga asume su capacidad para representar ideas y contradicciones. A su vez, son muchos los autores que han dedicado estudio a las fotografías de Michals, entre los que destaca Michel Foucault, quien sobre las anotaciones manuscritas en las fotografías apuntó: “La visión de estas palabras escritas sobre una página me agrada. Es como una señal que he dejado detrás de mí; es como una extraña huella, indecisa, que prueba que he pasado por allí”.

Las secuencias que Esto No Es Una Revista tiene el placer de enseñarles abarcan cerca de treinta años del trabajo profesional de Michals. En ellas, temas como el adiós (“Sad Farrewell”), el azar (“Chance Metting”), la representación seriada dentro de la seriación (Things Are Queer”), la muerte (“Grandpa Goes To Heaven”), la física y hasta la mecánica cuántica coexisten de forma natural con la necesidad de expresar originalmente el decir artístico. Ese decir que, según el propio Michals, no es necesario forzar: “Nunca intentes ser un artista; simplemente haz tu trabajo, y si el trabajo es honesto, se convertirá en arte”.

Alejandro Feijóo


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