La capital de España, que supo en tiempos condensar la animación de un
país pujante, resume hoy el perfil de un país monocromático.
La capital de España recibe
millones de visitantes cada año. Sus virtudes aparecen a la vista de
cualquiera, y el turista puede personalizar a su gusto el menú de opciones que
ofrece la ciudad. Quien llega a Madrid y pasea por sus calles abigarradas, por
lo general las de la almendra central de la ciudad, se encuentra con aceras
limpias o sucias, con productos baratos o caros, con un paisaje urbano bullanguero
o con rincones delicadamente apacibles, según sea su lugar de procedencia, el
umbral de sus expectativas o su capacidad de fabulación. Y hasta el más parco suele
ser permeable a la difundida hospitalidad de sus gentes. Transcurrida la
visita, la comodidad cambia de coordenadas a velocidad crucero, hasta el
próximo hotel, hasta el siguiente punto en el itinerario.
Sin embargo, quien sospeche que
debajo de la playa están los adoquines (al contrario de lo ocurrido en aquel
París) se estará acercando al magma cuanto más se aleja del neón. “Madrid ya no
es lo que era” constituye un eslogan que, una vez despojado del hálito
nostálgico, percute contra la piedra de una realidad surcada de estrías. Y es
en esta operación de revelado donde las fotos de Natalia Torrego se superponen a
la postal turística y la ensombrecen. Compuestas en un blanco y negro que es
opción estética y, por tanto, herramienta de acusación, sus instantáneas funcionan
como algo más que el retrato mudo de una realidad sesgada, más que como una
transferencia de protagonismo. Lo que el objetivo de Torrego pone en marcha es
una estrategia de visibilización que arroja un manto de grises sobre los
contornos de los invisibles, de los opacos; de los que más se transparentan cuanto
más expuestos al zarpazo del prójimo.
El anonimato se transforma en ausencia
cuando de tanto caminar al filo de las sombras se acaba engullido por ellas. Y
lo que supo ser un privilegio pasa a ser sentencia. Las calles transparentadas
por las fotografías que hoy les ofrecemos supieron ser, años atrás, sede de una
especie de cambio, de una suerte de esperanza. Hoy, los adoquines son más duros
y el horizonte pica hacia arriba. Los paquetes de pañuelos barajados entre
dedos curtidos, el lamento por la suerte que no alumbra, un rincón vacío, la
maleta que no viajará… actúan como destellos que dejan al descubierto, aun de
modo fugaz, el abismo entre lo visto y lo oculto. Entremedias se extiende un no-lugar
de indefinición: la zona gris de los salvados condenados por la omisión.
Natalia Torrego
(Madrid, 1979). Comenzó a hacer fotografías a los quince años con una cámara
prestada. Cursó estudios en la Escuela de Fotografía y Centro de Imagen (EFTI)
de Madrid. Ha realizado reportajes publicitarios y de moda creativa. En la
actualidad imparte cursos de fotografía y trabaja como fotógrafa freelance. Las instantáneas de “Mirando
otro Madrid” han sido seleccionadas de una serie mayor que abarca una mirada
comprometida sobre su ciudad natal.
Alejandro Feijóo
(Publicado en Esto No Es
Una Revista, número 29-30: Santa Rosa y San Pedro)
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