lunes, 7 de abril de 2014

Cézanne site/non site

Lo interior y lo exterior se complementan de tal forma en la obra de Paul Cézanne que los bodegones y la intemperie acaban prestándose la distancia entre el orden y el caos.

Cuando en este mismo número nos referíamos a la dualidad entre fotógrafos de estudio y fotógrafos de exterior, exaltábamos el deambular errático de Sergio Larraín y su capacidad para capturar la magia de la intemperie. Es precisamente en este binomio in/out donde interviene la importante muestra monográfica que de Paul Cézanne (1839-1906) nos brinda el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Bajo el título “Cézanne site/non site”, la pinacoteca madrileña expone 58 pinturas (49 óleos y 9 acuarelas) del más impresionista de los impresionistas y, a la vez, de uno de los artistas que más cultivó un recorrido propio alejado de los postulados de este movimiento, lo cual propició que se convirtiera en el primer cubista, antes incluso de que el cubismo naciera como tal.


El concepto “site/non site” es deudor de una interpretación realizada por el artista abstracto estadounidense Robert Smithson, quien reflexionó sobre la, a su juicio, simplificación formalista que el cubismo y sus seguidores habían hecho de la obra de Cézanne. Para Smithson, la obra del pintor francés merecía ser rescatada a partir de las referencias físicas presentes tanto en sus paisajes como en sus naturalezas muertas. Partiendo de este precepto, la exposición reflexiona sobre el carácter estático de las obras compuestas al aire libre enfrentándolo al dinamismo propio de la naturaleza de sus bodegones de interior. La puesta en escena de aquellos y las tensiones de estos dialogan de forma inversa, pues la estabilidad solemne de las escenas de exterior enfatiza la disposición casi azarosa de frutas, jarrones y botellas.

La exposición, que tiene el valor añadido de ser la primera monográfica que se organiza en España en los últimos treinta años, está dividida en cinco espacios: Retrato de un desconocido, La curva del camino, Desnudos y árboles, El fantasma de la Sainte-Victoire y Juego de construcciones. Cada uno de ellos compone una perspectiva distinta y a la vez complementaria de las dos caras, o al menos de dos de las caras, del genial artista francés.

Alejandro Feijóo




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